El precioso logo de la cabecera lo hizo Chicho, mi hermano pequeño, desde los Estados Unidos, y me lo envió. En este sitio se pueden ver varios álbumes de creaciones suyas. A mí me encantan. Este es el sitio oficial The Art of Chicho Lorenzo: más dedicado a cuadros.

martes, 23 de septiembre de 2008

Corazón de tinta (Lecturas veraniegas III)



Todo lo que uno puede amar en un libro se encuenta dentro de este libro de Cornelia Funke; se nota que a la autora le gusta leer y le gustan los libros en sí, como contenido y como continente.

El libro dentro del libro o la literatura dentro de la literatura están presentes en el Corazón de tinta que es protagonista de la historia que se narra en este otro Corazón de tinta que leemos. La novela es un personaje central de la novela. Y nosotros, lectores, vamos descubriendo quiénes lo han leído y quiénes no. Tan ignorantes como nosotros son la pequeña protagonista, e incluso los personajes escapados.


El libro como objeto maravilloso es admirado en las manos sabias de Mo, que los repara con tanto cariño, por los ojos de Meggie, que le ha observado trabajar y curarlos desde que era casi un bebé. Cuando llegan a la increíble biblioteca de Elinor, que los adora y los guarda como tesoros, la niña queda fascinada.

La lectura como puente hacia otros mundos es, en Corazón de tinta, algo tan real que se manifiesta en la capacidad de Lengua de Brujo de hacer que los personajes cobren vida —pero siempre a cambio de alguien real, cuidado—. Esta capacidad es realmente el meollo del asunto: está muy bien soñar con el mundo de la fantasía y sumergirse en él mientras su cuerpo está a salvo en la realidad, pero, ¿qué ocurre cuando entre esos mundos la fuerza de la lectura es capaz de abrir una brecha?


Nada bueno, y a partir de aquí vemos a todo lo que se renuncia por ello: Lengua de Brujo ha renunciado a su amada, que se ha visto atrapada en el libro a cambio de la consistencia real de tres personajes. También ha tenido que renunciar a leer en voz alta a su niña. Esta ha renunciado, sin saberlo, a la maravillosa introducción al mundo de los cuentos y las palabras por las voces amadas. Uno de los personajes, el más humano, el mejor perfilado por la autora, un comefuegos llamado Dedo Polvoriento, vive con la creciente añoranza de su mundo de tinta, donde todo era mágico, donde el ritmo del mundo era hospitalario a pesar de los monstruos, donde él sabía desenvolverse.


El personaje de Capricornio, el malo del libro, sin embargo, parece encontrarse muy bien en este mundo nuestro: ¿qué mejor mundo para hacer el mal? No es un argumento nuevo, ni pobre, pero se echa de menos el que Capricornio no se limite a trasladar aquí la maldad de su mundo de tinta y evolucionara un poco más apoyándose en todas las posibilidades que le da el mundo real.


Tampoco Resa parece un personaje bien perfilado: uno no deja de preguntarse al principio de conocerla si tendrá amnesia además de ser muda o si le habrán lavado el cerebro; ¿tan dócil y poco intrépida se mostraría una madre y pareja al volver a su mundo? Dedo Polvoriento hace mil veces más que ella solo por el recuerdo de las hadas azules.


Cornelia Funke toca también temas como los personajes y su autonomía de su hacedor; el autor y su habilidad para cambiar la historia, aunque no sea ya suya; la lucha entre el bien y el mal; el desarraigo y el apego en Farid; etcétera.


Las citas son bonitas y cortas, y la mayoría están bien elegidas para encabezar los capítulos.


Es un libro entretenido, que pide una continuación en cuanto termina (parece que la autora tenía claro que no iba a escribir solo ese) y en el que a veces uno echa de menos que algunos personajes que parecen principales no emanen la humanidad y complejidad que Dedo Polvoriento consigue transmitir.



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sábado, 13 de septiembre de 2008

Se nos fue Ana Pelegrín.

Fuente de la imagen: weblitoral.com/entrevistas/ana-pelegrin/


El once de septiembre de 2008 se nos ha muerto Ana Pelegrín. Era una maravillosa entusiasta de la poesía y la acercaba a niños y chicos.

En el estupendo blog Compartiendo lecturas... con los chicos reseñé una vez su antología Raíz de amor. Pueden ustedes leerlo en esta entrada. Y si no lo tienen, háganse con él, les gustará, a ustedes y a sus chicos.

Pero no es el único que Ana Pelegrín antologó, ni lo único que nos dejó. Investigó la tradición oral y la amarró al texto para poder transmitirla a grandes y niños, fue tan estudiosa como difusora de la poesía y la palabra.

Creo que vamos a ser muchos los que la echemos de menos. Darabuc le ha dedicado una entrada en su blog de Literatura infantil e ilustración, él, que tanto gusta de la poesía, que es poeta: Para Ana Pelegrín. El gurrion (¿Mariano Coronas Cabrero?) recuerda a Ana, su trabajo y su amistad en «La flor de la maravilla» todavía brilla... en recuerdo de Ana Pelegrín.

Si quieren oírla hablar a ella, con ese dulce deje argentino, vayan a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes a disfrutar de cómo explica ese mundo de poesía entre el que vivía y que logró hacer llegar a tantos.

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jueves, 4 de septiembre de 2008

Cuando Cortázar perdió un cronopio. Lecturas veraniegas (II)


Iba a escribir sobre el libro estupendo que ha editado Libros del Zorro Rojo: El discurso del oso. El texto es un delicioso cuento para dos niños de Julio Cortázar que, hasta que los del Zorro Rojo lo rescataron, se fue a vivir a Historias de cronopios y de famas; las ilustraciones son una preciosidad que nos hacen caer en los caños de la casa y recorrerlos junto a su habitante por culpa de la sensible y hábil interpretación de Emilio Urberuaga, con sus guiños incluidos.

Iba a escribir sobre él, pero me topé con esta reseña de Villar Arellano en La tormenta en un vaso y creo que es mejor que lean lo que él escribe porque es lo que me hubiese gustado contar a mí.

Vayan, vayan a leer su reseña. Sobre todo, no dejen pasar la oportunidad de hacerse con el libro, aunque no haya niños a la vista; invéntense un vecino o un sobrino tercero si necesitan una excusa; ya lo agradecerán, ya.

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